-Es inútil huir...- Decía uno de los miembros restantes mientras miraba a los demás.
-¿Y quieres quedarte a luchar?- Con un tono algo despreocupado, como si la cosa no fuera con él.
-¡Pues mira, no es mala idea!- La voz concisa de una chica salía de uno de los encapuchados, que sin pensárselo dos veces se detiene, agarrando un gran mandoble que portaba. -¡COMETE ESTA!- Le grita a la bruma mientras da un tajo horizontal dirección a las tinieblas. De esta salió una onda de energía que cortó la densa oscuridad que les seguía .
-¿Te han dicho alguna vez que estás loca?- Decía el integrante del equipo que, parecía interesarle poco la situación que estaban teniendo. -En fin, no queda otra...- Este se quitó su capucha dejando al descubierto su rostro, con el pelo corto y negro. Pero su mayor peculiaridad es que tenía un parche en su ojo izquierdo, pero eso parecía que le impedía de ningún modo, puesto que este se arma con un rifle de extenso cañón.
-Espero que te guste el picante...- Y sin apenas apuntar con ojo derecho, dispara un único proyectil.
La bala recorrió la brecha que abrió su compañera explosionando casi en el interior de la bruma provocando una deflagración de color azul.
Todos estaban expectantes de lo que pasara a continuación, pero lo que no se imaginaban es que la niebla comenzó a replegarse.
-¿Lo hemos conseguido?- Decía la chica que lamentaba el sacrificio de uno de sus compañeros.
La bruma que se repliega rápidamente se concentra en dos figuras. -Sólo estáis retrasando lo inevitable- Con voz siniestra decía una de las dos personas que estaban allí de pie, cubiertos por la bruma negra. -Creo que echáis en falta algo...- Y pasando la mano por el rostro del que estaba a su lado dejando ver su cara. Su piel estaba corrompida, pero so podía ver su cabello listo llegando hasta la nuca.
-No tienes perdón alguno...- Decía la chica mientras se le caían unas lagrimas. En un acto de rabia sale corriendo hacia el.
De un salto llega hasta uno de los balcones de uno de los edificios.
-¡NO LO HAGAS!- Le grita la otra chica que intenta ir en su ayuda, para detener su locura.
Cuando va a saltar empuñando sus dagas para atacar al causante de todo, el que era su compañero se interpone golpeando el báculo contra el suelo.
La muchacha es sorprendida y no se espera que el se interpusiese. Y del cabezal salieron unas llamaradas negras hacia la chica...